Antigua Versión de Casiodoro de Reina
(1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602)
Otras revisiones: 1862, 1909, 1960
Con Referencias
Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice
la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva.
Jesucristo (San Juan 7. 37, 38)
La Santa Biblia es la palabra del
Dios vivo revelada al hombre, donde a través de sus páginas se pueden encontrar
los pensamientos y la voluntad del Creador hacia sus criaturas.
Puede leérsela teniendo como objetivo el mero conocimiento histórico de los
acontecimientos pasados -hechos desarrollados principalmente en el medio oriente
y comprobados arqueológicamente- o descubrir el sentido de la vida, explicado
por quién más sabe sobre el hombre, el mismísimo CREADOR.
Desde la creación y la caída del hombre -Génesis- pasando por la elección de un
pueblo para Dios -Antiguo Testamento-, hasta la llegada del Redentor -Nuevo
Testamento- Dios revela su persona y renueva el pacto con el hombre
estableciendo un puente hacia la vida eterna a través de su Hijo Jesucristo -1a.
Timoteo 2.5- a fin de que el hombre reestablezca su relación personal con Dios.
Deseando que Dios guíe su lectura por este "Manual de la Vida", nos despedimos
con un versículo contenido en la Segunda Epístola del Apostol San Pablo a
Timoteo:
"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir,
para corregir, para instruir en justicia"
(2a. Timoteo 3:16 )
NOTA: La
traducción de la Sagradas Escrituras que usaremos aquí es la revisión de 1960 de
la Biblia “Reina-Valera”. Para el Nombre de Dios, en hebreo bíblico YHWH,
usaremos la traducción Jehová, que en otras traducciones se lee como
Yavé o Yahveh, o más llanamente como El Señor. No debemos
dejarnos influenciar por el mal uso que de la forma “Jehová” ha hecho en los
últimos años un conocido grupo religioso, sino que por el contrario los
cristianos debemos reivindicar dicho Nombre como el Nombre de nuestro Dios, “El
cual estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo mismo”.